Si vieras a este tipo en la calle, nunca sabrías lo que sucede con él una vez a la semana. Se ha convertido en un hábito. Cada semana va a visitar a su compañero de que lo trata como a un perro. Está allí para el placer del semental que usa sus agujeros como un vulgar basurero. ¡Pero el semen de su maestro merece un trabajo duro! ¡Debe ser bueno si quiere ser criado!